martes, 21 de abril de 2009
¿Vamos hacia una agricultura sin agricultores?
Consecuencias de la política agraria nacional
A través de los datos de los últimos censos agropecuarios y de población, se analizan las consecuencias de la política agropecuaria nacional y se intenta develar una pregunta histórica: ¿Argentina va hacia una agricultura sin agricultores y un medio rural sin habitantes?
Informe: Fundación Patagonia Tercer Milenio
A principios del 2000 se realizaron los Censos Agropecuarios (2002) y de Población, Hogares y Viviendas (2001). A partir de estos datos, así como de otras investigaciones realizadas en las últimas décadas y los
resultados obtenidos en la práctica, se analiza la situación actual y se realizan inferencias sobre posibles escenarios:
1_ Se observa una disminución sostenida en la cantidad de personas que viven en las Explotaciones (EAP), así como una significativa cantidad de predios sin habitantes. Esto se debería a una de las implicancias del modelo productivo vigente, basado en monocultivos con tecnología de punta, cuyo costo resulta inalcanzable para los pequeños productores y para una cantidad cada vez mayor de productores medianos.
2_ Se destaca una significativa disminución de la Fuerza de Trabajo ocupada en el sector, ocurriendo lo mismo con la ocupación indirecta que general. Así mismo, se observa una falta de control en el destino de cada producto, en los ingresos generados y en su distribución entre los actores sociales y económicos. La tecnología usada en la producción requiere de la utilización de insumos que impactan negativamente sobre la salud humana, los suelos, las aguas y la biodiversidad, entre otros indicadores desestimados en la toma de decisiones de política. El descenso de la mano de obra ocupada fue de unas 221.000 personas respecto a 1988, lo que es compatible con la disminución de 422.514 personas en el estrato de población rural dispersa que corresponde en 88,7% al conjunto integrado por las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Chaco y Santa Fe.
3_ Se observa una reducción de la cantidad de EAP: entre 1988 y 2002 disminuyó en 89.164, de las cuales 82.854 correspondieron a las censadas con límites definidos y en un 60% al conjunto integrado por Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, es decir, las zonas más productivas. Este descenso abarcó EAP pequeñas y medianas sobre una superficie total de 5,7 millones de hectáreas y, de este total, alrededor de 3,7 millones fueron transferidas a EAP de más de 500 hectáreas.
4_ Precariedad respecto de la tenencia de la tierra: se observa mayor incidencia entre productores localizados en predios sin límites definidos, así como entre productores ocupantes en EAP con límites definidos, y entre productores propietarios de predios de hasta cien hectáreas (en su mayoría integrantes del conjunto de ausentistas que arriendan sus predios a los genéricamente denominados "pooles de siembra", dedicados principalmente a la soja). Si se tiene en cuenta los tres tipos de precariedad, los resultados muestran un total de 208.233 EAP que se encuentran en esa condición.
5_ Se observa que 33.737.300 hectáreas fueron cultivadas en primera ocupación (27,3% con oleaginosas) y 4.302.659 en segunda ocupación (91,6% con oleaginosas) respecto a la superficie cultivada y los cultivos dominantes en la superficie total del país (174.808.564 hectáreas) distribuida en las EAP (297.425 unidades) censadas con límites definidos.A esto se suma que en 2002 la superficie cultivada con hortalizas y frutas disminuyó en 69.000 hectáreas respecto de 1988, con legumbres en 57.000 hectáreas y con aromáticas en 5.500. Lo mismo ocurrió con la superficie ocupada con bosque nativo y forrajeras perennes. Sus implicancias contribuyen a explicar tanto la disminución de la fuerza de trabajo aplicada en el sector agropecuario, como la desaparición de pequeñas EAP.
6_ Los organismos responsables de la elaboración e implementación de la política agraria no informan sobre la realización de investigaciones en profundidad tendientes a determinar los efectos negativos sobre la ocupación, la salud humana y la calidad de vida, ocasionadas por la expansión de los monocultivos, la deforestación para cambio de uso de la tierra y por el uso de fertilizantes inorgánicos y de otros agroquímicos usados en el control de plagas y enfermedades de los cultivos.Teniendo en cuenta los datos arrojados por los censos y su respectivo análisis, la respuesta a la pregunta histórica: ¿Argentina va hacia una agricultura sin agricultores y un medio rural sin habitantes? parece obvia, aunque no definitiva. Hay una clara necesidad de profundizar los análisis, estudios e investigaciones respecto a las implicancias del modelo de producción vigente, con el propósito de elaborar una política agraria y su consecuente implementación para superar los problemas ocasionados por el actual modelo.
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