Cambian los tiempos, pero no los pobres
La Paz, 26 sep (José Luis Castillejos, de Notimex, tomado por la ABI).- Si Argentina tuvo a su Eva, Bolivia tiene a su Evo. La primera vivió hace décadas en un país de antagonismos y contrastes y encarnó, como pocos, la lucha social; el segundo, gobierna una Nación que es un polvorín político lleno de pobres.
La mítica Evita de rostro blanco fue como una cenicienta que en su corta vida pasó de la pobreza extrema al poder y la gloria; Evo Morales es, a su vez, un indígena de rostro oscuro cuyo sueño es refundar Bolivia y hacerlo solidario con los que nada tienen.
Morales es hijo legítimo de la pobreza, esa que aflora a flor de piel, que camina por las calles en el rostro cabizbajo de sus indígenas y baja desde los cerros para instalarse en la periferia de la ciudad.
Eva Perón fue una mujer hermosa, de andar cadencioso; Evo, el indio aymara cuyo norte político es la revolución cubana y sus referentes son Fidel Castro y Rigoberta Menchú, no camina, sino que driblea, juega al fútbol, otra de sus pasiones.
Eva y Evo, dos culturas distintas, dos personajes atados por una misma causa: buscar que la justicia social lo mismo llegue al campo que a la zona más refundida de la sierra o en las pampas orientales con olor a caña.
Morales es hijo legítimo de la pobreza, esa que aflora a flor de piel, que camina por las calles en el rostro cabizbajo de sus indígenas y baja desde los cerros para instalarse en la periferia de la ciudad.
Eva Perón fue una mujer hermosa, de andar cadencioso; Evo, el indio aymara cuyo norte político es la revolución cubana y sus referentes son Fidel Castro y Rigoberta Menchú, no camina, sino que driblea, juega al fútbol, otra de sus pasiones.
Eva y Evo, dos culturas distintas, dos personajes atados por una misma causa: buscar que la justicia social lo mismo llegue al campo que a la zona más refundida de la sierra o en las pampas orientales con olor a caña.
"Evo es para nosotros como un padre que nos protege. El es de los nuestros. Ha padecido el pobrecito, pero los ricos quieren que no gobierne porque él va a repartir todo. Es como un padre que no deja que sus hijos pasen hambre", afirmó Ramiro Cacclla.
Don Ramiro es un anciano del mercado informal "El Poder", donde el caos es total, calles empedradas y reducidas, banquetas atestadas de vendedores ambulantes, autobuses que parecen chimeneas e indígenas que venden artículos de contrabando.
El seguidor de "El Evo", como llaman al Jefe de Estado, recibe 200 bolivianos mensuales (unos 28 dólares) de la llamada Renta Dignidad que el gobierno de Morales otorga a las personas de la tercera edad.
Al igual que Evo, que a principios de los años 80 emigró junto a su familia al este de Bolivia donde se dedicó a la agricultura, entre ellos el cultivo de coca, don Ramiro es un hombre de unos 70 años que vino a La Paz con su hambre y pobreza a cuestas.
Al igual que Evo, que a principios de los años 80 emigró junto a su familia al este de Bolivia donde se dedicó a la agricultura, entre ellos el cultivo de coca, don Ramiro es un hombre de unos 70 años que vino a La Paz con su hambre y pobreza a cuestas.
En La Paz, el presidente Morales es un ídolo y es visto como un ejemplo, ya que de pastor de llamas y jefe sindical de los cocaleros se convirtió en el primer mandatario indígena de Bolivia.
Es una de las figuras más fascinantes entre los indígenas que lo llaman "El Evo" y sus medidas de corte socialista e indigenista son aplaudidas por los pobres, aunque para otros es el inicio de una dictadura civil que va a polarizar el país.
Es una de las figuras más fascinantes entre los indígenas que lo llaman "El Evo" y sus medidas de corte socialista e indigenista son aplaudidas por los pobres, aunque para otros es el inicio de una dictadura civil que va a polarizar el país.
Evo es un ícono y un artista. Sabe posar para las cámaras y en los pósters que hay en la ciudad con la frase "Evo sí" revela que es carismático. Su chompa (suéter) tejido es un símbolo, el rastro de la humildad y cuya vida ha sido llevada al cine.
A diferencia de Eva, la esposa de Juan Domingo Perón, que desde su infancia tejió el sueño de ser actriz, Evo Morales no buscó el poder, sino que la oportunidad le llegó sola y su lucha social quedó registrada en el documental "Cocalero".
A diferencia de Eva, la esposa de Juan Domingo Perón, que desde su infancia tejió el sueño de ser actriz, Evo Morales no buscó el poder, sino que la oportunidad le llegó sola y su lucha social quedó registrada en el documental "Cocalero".
A pesar del poder que ejerce, Morales no ha perdido su sencillez y gustoso come la sopa que le sirven en "Alfa 330", la clave con que se conoce la casa Presidencial de San Jorge, donde dispone de ambientes casi vacíos.
A Evo le gusta descansar, cuando tiene tiempo, en la casa protegida con cortinas bordó, semi-acostarse en los sillones color rosa desgastados, frente a un televisor de pantalla plana.
A Evo le gusta descansar, cuando tiene tiempo, en la casa protegida con cortinas bordó, semi-acostarse en los sillones color rosa desgastados, frente a un televisor de pantalla plana.
Uno de sus platos preferidos es la sopa de carne, cortada en tiras, aderezadas con pimientos, una especie energizante para un hombre que arranca la jornada a las 04:00 horas en una gélida ciudad donde no dan ganas de levantarse por el frío de siete grados centígrados.
Evo, aunque a veces luce jeans o camisas desgastadas por el tiempo, viaja en un BMW presidencial, le gusta jugar paleta y tomar siesta, pero el trajín se lo impide.
Está con un sólo horizonte: trabajar por los pobres en una nación donde las desigualdades son crecientes. Al igual que Eva, Evo recorre todo, se entera de todo y controla todo. Evo, el cocalero, Evo el presidente, Evo, el jefazo. ABI//
Está con un sólo horizonte: trabajar por los pobres en una nación donde las desigualdades son crecientes. Al igual que Eva, Evo recorre todo, se entera de todo y controla todo. Evo, el cocalero, Evo el presidente, Evo, el jefazo. ABI//
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